24 noviembre 2009

Ética y estética de la violencia


1936- 1939 Tormenta sobre España (1) me ha hecho cuestionarme si las representaciones de extrema violencia son eficaces para provocar compasión y piedad, o si bajo  la intención de denuncia y la concienciación, esta exhibición de sangre y desmembramientos obedece a una pulsión sádica voyeur inconsciente que quiere llenar el ojo de horror:


 (Viñetas de "Un tiempo del Fuhrer", en AA.VV (2008): 1936-1939 Tormenta sobre España, Glénat, p 32-33)


En mi opinión, estas imágenes no provocan solidaridad ni nos ayudan a situarnos en el lugar de los mortificados. Son imágenes que obedecen a la estética escabrosa, morbosa y exhibicionista del cine de horror gore y cómics pulp, y que también comparten los medios de comunicación cuando exhiben imágenes de atentados, desmembramientos y muertes. Si bien es cierto que la guerra y la violencia produce estas imágenes horribles, el horror que reflejan tiene el poder de fascinación visual que hace que el producto que se nos venda sea atractivo-repulsivo y satisfaga nuestra pulsión voyeur sádica. Una estrategia perversa-inconsciente- de venta y seducción del ojo disfrazada de buenas intenciones conmemorativas.
 
REFERENCIAS:

19 noviembre 2009

¿Qué habría contado ella?


Pensando de nuevo sobre la entrada que hacía referencia a la historieta "Las cosas pequeñas" (1) de David Rubín, me pregunto si el autor consideró la posibilidad de entrevistar a su abuela e incluir su testimonio además del de su abuelo -que combatió en la guerra civil-. El hecho de que sólo aparezca el relato de su abuelo arrastra la presunción de que la guerra civil fue una experiencia protagonizada por hombres-soldado y que lo que puedan decir las mujeres sobre ella es de poco o ningún interés. ¿Entrevistó a su abuela ?  ¿Qué habría contado ella? Y en el caso de que faltaran en su relato  los disparos, las bombas y las trincheras... ¿No es de interés saber cómo vivió ella -indirectamente- las balas y las bombas en forma de espera de su marido e hijos, (si tuvo y fueron al frente)  si sufrió la escasez de alimentos, o si vivió el duelo por la muerte de sus seres cercanos?


REFERENCIAS:
AA.VV (2006): Nuestra guerra civil, Ariadna editorial.

12 noviembre 2009

Fracturas de la memoria: arte y pensamiento crítico

 
Me parece de gran interés este fragmento escrito por la crítica y ensayista chilena Nelly Richard en su libro publicado en 2007 "Fracturas de la memoria: arte y pensamiento crítico", Buenos Aires, editorial siglo XXI:


“¿Cómo manifestar el valor de la experiencia, de la materia vivida de lo singular, de lo contingente de lo testimoniable si las líneas de fuerza del consenso y del mercado estandarizaron las subjetividades y tecnologizaron los hablas, volviendo monocorde su expresión para que le cueste cada vez más a lo irreductiblemente singular del acontecimiento personal dislocar la uniformidad pasiva de la serie? ¿Dónde grabar lo más tembloroso del recuerdo si ya casi no quedan superficies de reinscripción sensible de la memoria donde trasladar ese recuerdo para salvarlo de la rudeza, de la mezquindad y de la indolencia de la comunicación ordinaria?”

"Hablar de superficies de inscripción sensible a la memoria es hablar de una escena de producción de lenguajes, de los medios expresivos para restaurar la facultad de pronunciar el sentido, poniendo el horror a distancia gracias a una mediación conceptual o figurativa capaz de desbrutalizar en algo la vivencia inmediata de los hechos. Sólo una escena de producción de lenguajes permite quebrar el silencio traumático de la no palabra cómplice del olvido y, además, salvarse de la repetición maníaco obsesiva del recuerdo, dotando a la memoria de los instrumentos reflexivos del desciframiento y de la interpretación para modificar la textura vivencial y la consistencia psíquica del drama. Imágenes y palabras, formas y conceptos, ayudan a trasladar la resignificación de la experiencia a planos de legibilidad donde la materia de lo vivido se hará parte de una comprensión de los hechos capaz de desnegrecer los nudos de la violencia que antes figuraban sin rostro ni expresión".

"Pero ¿a qué lengua recurrir para que el reclamo del pasado sea moralmente atendido como parte -interpeladora- de una narrativa social vigente, si casi todos los idiomas han ido reciclando sus léxicos en pasiva conformidad con el tono insensible -desafectivizado- de los medios de masas, y si estos medios de masas sólo administran la "pobreza de la experiencia" (Benjamin) de una actualidad tecnológica que no siente ni piedad ni compasión por la fragilidad y la precariedad de los restos de la memoria herida?"


(Richard, 2007: 147)

29 octubre 2009

Entre ciborg y Sherezade. Video

Como quedamos, cuelgo el vídeo que realicé para introducir el proyecto Historietas de Historia en el I encuentro sobre Género y Ciberfeminismo X0Y1 (26-30 Octubre, 2009) en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla). ¡Gracias a Remedios Zafra y a todos los compañeros participantes por hacer el encuentro tan estimulante ¡Seguimos en la red!



23 octubre 2009

Cualidades y funciones "femeninas" vs "masculinas"





El tiempo pasa factura a las historietas -que fueron escritas en 1986- del libro “36-39 Tormenta sobre España” (1), infladas de dramatismo artificioso donde las mujeres son infrarrepresentadas respecto a los hombres, y la exaltación excesiva de las pasiones y las escenas cotidianas suele reflejar relaciones estereotipadas de género. Por ejemplo, las historietas “El cordel de los tebeos”, dibujado por Annie Goetzinger y “Un tiempo del Fuhrer”, dibujada por Florenci Clavé, retratan a una madre-esposa en sus roles tradicionales de ama de casa, proveedora y preparadora de alimentos, responsable del cuidado de los hijos, de su aspecto y de su hogar, y a mujeres en sus funciones femeninas de educadoras de niños –no niñas-, enfermeras, y ancianas cuidadoras de hogar  Estas representaciones pueden servir para pensar sobre los roles tradicionalmente asignados a las mujeres que obedecen el modelo de ama de casa, pero si no se propone una deconstrucción de estas funciones desde una perspectiva crítica feminista, los artificios culturales  representados actúan reforzando su vigencia heredada en el presente.




En la historieta Los voluntarios, dibujada por Víctor de la Fuente, apenas aparecen mujeres, salvo como enfermeras que tienen un papel secundario. En esta historieta se exalta el heroísmo de un soldado herido que narra su proeza a Hemingway. Victor Mora nos recuerda el papel de algunos voluntarios extranjeros que vinieron a España a colaborar por la causa republicana, arriesgando sus vidas. Víctor Mora refleja lo que Terenci Moix llamaba la mística de la masculinidad (2), la exaltación del valor masculino de los soldados-héroes (heridos) en situaciones de riesgo extremo. Una capacidad para trascender la propia vida y el cuerpo en pos de un ideal político. Una mística que vuelve a estar presente en los roles de los protagonistas –todos hombres- de las historietas “Un tiempo del Fuhrer” (dibujo de Florenci Clavé), protagonizada por los remordimientos de un piloto, “La batalla más fea” (dibujada por José Ortiz), protagonizada por un combatiente resentido en situación extrema y “La guerra de siempre” (dibujada por Atilio Micheluzzi), protagonizada por diferentes políticos y conspiradores de la guerra. 

En estas tres historietas, los personajes mujeres son las novias de los protagonistas o la sirvienta de la casa. Todas aparecen ligeritas de ropa en momentos de intimidad con sus hombres, y en el caso de la sirvienta, protagoniza una escena en la que se ofrece físicamente al señor de la casa para salvar a su madre; una escena de ofrecimiento, humillación y llanto. Las mujeres aparecen como cuerpos sexuados y sexuales en relación a los hombres que son los agentes con poder de modificación de la realidad política del momento. Por otro lado, en el caso de las novias, son representadas como los seres más queridos de los cuales han de separarse los hombres para entrar en el mundo de la crueldad de la guerra. “Bienes” perdidos en la batalla. Bienes sexuales que ofrecen lo único que les puede dar algo de poder y que al mismo tiempo las humilla (el sexo).


(Viñetas de la historieta "La guerra de siempre", en el libro 36-39 Tormenta sobre España, 2008, Glénat, p 69)

Cuando alguna mujer aparece desempeñando roles masculinos, como la protagonista de “Y tu ¿qué has hecho por la victoria?”, dibujada por Alfonso Font, es humillada y se muestra arrepentida. El caso de esta historieta es particularmente enrevesado. La protagonista, de clase humilde, se presenta torturada por los nacionales, desnudada en público y rapada… Después, en el frente del bando republicano, la protagonista recuerda una relación de amor con “el señorito” que cuidaba cuando trabajaba como sirvienta. El encuentro amoroso de ambos tiene un final trágico que, suponemos, quiere resaltar la polarización política de ambos bandos por encima de una relación de amor. Sin embargo, no me parece casual que la única historieta coprotagonizada por una mujer que dispara un arma, proyecte en la protagonista la culpabilidad por el encuentro sexual previo – y repentino, en medio de un bombardeo- con un miembro del  bando opuesto, que la aboca al asesinato de éste y a una soledad irreparable. Una mezcla de amor, nostalgia, calentón sexual, arrepentimiento y violencia que resulta excesiva y torpe para despertar compasión en los lectores.




("Y tú, ¿qué has hecho porla victoria?", en 1936-1939 Tormenta sobre España, 2008, Glénat, p 45)



("Y tú, ¿qué has hecho porla victoria?", en 1936-1939 Tormenta sobre España, 2008, Glénat, p 52)

 REFERENCIAS:

(1) AA.VV (2008) 1936-1939 Tormenta sobre España, Glénat
(2) Moix, Terenci (2000): “La mística de la masculinidad”, en: Historia social del cómic, Bruguera, Barcelona, pp 171-182

02 octubre 2009

Cuerda de presas: prisiones para las mujeres



Cuerda de Presas (1) es un cómic formado por diez historietas sobre la experiencia de algunas mujeres que fueron encarceladas durante la posguerra, escritas por Jorge García y dibujadas por Fidel Martínez. El libro me ha sugerido la prisión como metáfora o instancia simbólica desde la que comprender la vida de las mujeres de este tiempo. En los títulos de las siguientes entradas hago alusión a los diferentes tipos de prisiones que no sólo han vivido las mujeres:

- Condena del pensamiento divergente
- La desigualdad de género por ley
- Ser puta o ser esposa-madre
- Violaciones en el cuarto oscuro
- Vigilancia y castigo
- La prisión del franquismo para las mujeres
- La negación de la descendencia: maltrato infantil y olvido
- El analfabetismo


Condena del pensamiento divergente

El contexto histórico de las historietas de Cuerda de Presas (1) hace referencia al final de la guerra civil en 1939, cuando muchas mujeres y hombres que colaboraron con el proyecto republicano fueron condenados a prisión por juicios militares tras la aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas del 9 de Febrero de 1939 . Esta ley se promulgó con la intención de “liquidar las culpas políticas contraídas por quienes contribuyeron con actos u omisiones graves a forjar la subversión roja y a entorpecer el triunfo providencial e históricamente ineludible del Movimiento Nacional”. La primera historieta, Entre rejas, narra la historia de una protagonista anónima cuya experiencia podría corresponderse con la de gran número de mujeres y hombres que fueron apresados por haber estado afiliados a agrupaciones “rojas” (2). Para las personas nacidas en democracia es difícil imaginar una ley que castigue a alguien por su ideología, pero al final de la guerra civil, los derechos de la democracia eran sólo un sueño perdido por una pesadilla difícil de soportar. El régimen de vida en las cárceles, como cuenta la historieta, era “celular”, de veinte horas de celda al día y cuatro de patio, donde “la enfermedad, el hambre y los fusilamientos eran hechos cotidianos”. Debido a la opresión franquista, el 90% de los intelectuales se exilió de España:


“Tras la guerra, la educación y la prensa son tomadas por los ideólogos del Régimen, haciéndose por ello prácticamente imposible la cultura, tanto por la ínfima calidad de sus productos como por no dejar expresarse otras opiniones que las suyas.” (3)



REFERENCIAS:
(1) Cuerda de Presas, escrito por Jorge García y dibujado por Fidel Martínez, Astiberri, 2005.

(2) Sobre las ideologías políticas simbolizadas por el color rojo, puede verse la entrada “Azul y rojo: dos colores simbólicos, dos ideas de España”

(3) Equipo Reseña (1977): La cultura española durante el franquismo, Ediciones Mensajero, Bilbao, p145.

La desigualdad de género por ley

La proyección de las sombras de las rejas en la última viñeta de la historieta Entre Rejas, en el libro Cuerda de Presas (1), me parece una metáfora visual muy valiosa para reflexionar sobre la paradójica experiencia de “liberación” de una presidiaria en el contexto de opresión franquista:



La legislación franquista del Nuevo Estado derogaba todos los derechos igualitarios conseguidos por la República a favor de una legislación patriarcal, con leyes discriminatorias que relegan a las mujeres a lo privado y lo doméstico, reconociendo la familia como célula “primaria, natural y fundamento de la sociedad” (2). La ley franquista prohibía y anulaba los matrimonios civiles y el divorcio, penalizaba el aborto, restringía el trabajo remunerado de las mujeres casadas con la prohibición de ejercer determinados trabajos como la abogacía, el notariado y la diplomacia. Se castigaba la infidelidad de las mujeres en el matrimonio y se establecían modelos educativos diferentes para los niños y las niñas. Incluso a finales de los años 60 las mujeres seguían dependiendo de la autorización del representante legal -que debía ser un varón- para ejercer el comercio, enajenar bienes, ser tutora, e incluso para acceder al trabajo remunerado.

En España el pensamiento que alimentaba los míticos ideales de la masculinidad y feminidad era conformado por el nacionalcatolicismo que extendía su instrucción a las mujeres a través de la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera con el lema: “el fuego, los lares y el telar” (3). El ciudadano soldado era el modelo ideal de masculinidad, mientas que para las mujeres el modelo era el de la esposa y madre ejemplar, teniendo como figuras míticas a Isabel de Castilla y Teresa de Jesús; símbolo de obediencia y laboriosidad silenciosa. La asimetría de género que sobreviene con el franquismo se debe a la recuperación de los mitos del pasado imperial que une la unidad nacional con la identidad católica. Las mujeres, por nacimiento y condición biológica, se consideraban impropias para el trabajo intelectual (incompatible con la feminidad y la maternidad), por lo que su función social se reducía a la reproducción y cuidado de los progenitores. A las mujeres se les imponía el modelo hegemónico burgués de ama de casa (4) de la Revolución Industrial, que comprendía la separación de la esfera productiva asociada al ámbito público de la fábrica y el trabajo remunerado propiamente masculino, de la esfera reproductiva, ligada al ámbito privado del hogar y al no trabajo (remunerado) femenino. En este contexto, algunas mujeres intentaron conseguir reformas del ordenamiento jurídico que eliminasen las discriminaciones de género, mientras se sumaban a la lucha antifranquista, pero no fue hasta la muerte de Franco en 1975 cuando organizaron las primeras Jornadas Estatales por la Liberación de la Mujer.



REFERENCIAS:
(1) Cuerda de Presas, escrito por Jorge García y dibujado por Fidel Martínez, Astiberri, 2005.
(2) Domínguez Prats, Pilar; García-Nieto París, Mª Carmen: “Franquismo: represión y letargo de la conciencia feminista, 1939-1977” en Anderson, Bonnie S.; Zinsser, Judith P. (2007): Historia de las Mujeres. Una historia propia, Crítica, Barcelona, pp. 1184-1191.
(3) Nielfa Cristóbal, Gloria (2003): Mujeres y hombres en la España franquista: sociedad, economía, política, cultura, Editorial Complutense, 2003.
(4) Roca I Girona, Jordi: “Madre y esposa a la vez. Construcción y negociación del modelo ideal de mujer bajo el primer franquismo” en Nielfa Cristóbal, Gloria (2003): Mujeres y hombres en la España franquista: sociedad, economía, política, cultura, Editorial Complutense, 2003, pp 45- 65.

Puta o esposa-madre


Según la historieta Entre rejas, del libro Cuerda de Presas (1), las mujeres fueron retiradas del frente “acusadas de propagar enfermedades venéreas que los hombres contraían en la retaguardia”, lo que les hizo volver a “la vieja prisión de ser esposas y madres”. El contagio de enfermedades de transmisión sexual aparece en la historieta como un mal causado por las mujeres cuando se trataba de un asunto propio de los burdeles y las prostitutas en tiempos en los que el uso del preservativo era algo aún lejano. Vemos que la salida de las mujeres al frente las lleva al estatus de “putas”, y esto las relega, de nuevo, al espacio doméstico de las funciones maternas o a trabajos propios de las mujeres como la costura y la confección de uniformes de soldados. La historieta plantea la interpretación de la diferencia sexual como condicionante biológico que hace de las mujeres siervas de las necesidades masculinas: en el espacio privado, asegurar la preservación de los descendientes y en el espacio público, satisfacer los deseos sexuales de los hombres o confeccionar sus uniformes; sin ser posible plantear otras opciones para las mujeres…


Violaciones en el cuarto oscuro

Cuerda de Presas hace la función de testimonio traumático que transmite las torturas de las mujeres en las cárceles durante el franquismo, en el formato ficticio, gráfico y narrativo del cómic. El dibujo de Fidel Martínez, de rasgos expresionistas cercanos a la abstracción, nos permite tomar distancia del dolor representado (distancia icónica) haciéndonos conscientes del dramatismo de las experiencias narradas desde el claroscuro y la dureza de sus trazos, (desde lo simbólico). Cuerda de Presas colabora en la inscripción del dolor en la historia colectiva al insertar el “saber traumático” que se desprende de los testimonios de las mujeres, en la cultura, y darles un significado simbólico que traspasa lo unipersonal (1).

Torturas corporales, violaciones, maltrato corporal y psíquico
parecen ser la norma del régimen carcelario. La violación y la violencia física son una invasión del territorio corporal que puede asemejarse a la invasión de pueblos, que obedece a la necesidad de marcar las parcelas de tierra y los cuerpos de las mujeres; “distintas caras de un prisma que proyecta una imagen subordinada de las mujeres, objetiviza sus cuerpos y propone a la agresividad como uno de los componentes indispensables de la masculinidad" (2). El cuerpo se convierte en objeto deshumanizado: “y es justamente porque el cuerpo no es un objeto, sino el vehículo del ser en el mundo que se une al ser humano en una época precisa, que el objetivo último del agresor y sus cómplices es el de convertir el cuerpo femenino en el objeto receptor de una violencia doble: la primera, patriarcal y estructural, y la segunda, política, ya que los totalitarismos son la manifestación radical del patriarcado (3). (…) Tú eres mía y puedo hacer contigo lo que me da la gana”, es el discurso articulado del agresor que se desarrolla en la total impunidad.”



REFERENCIAS:
- Cuerda de Presas, escrito por Jorge García y dibujado por Fidel Martínez, Astiberri, 2005.
(1) María José Palma Borrego, «Violencia y cuerpos traumatizados: duelo y melancolía en los testimonios orales de mujeres durante la guerra civil española (1936-1939) y la posguerra» , Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates, 2009, [En línea], Puesto en línea el 31 mai 2009. (URL: http://nuevomundo.revues.org/index56118.html) Consultado el 01 octobre 2009.
(2) Cuestión de Vida, CLADEM 2000, (Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer), en el artículo de Ana Navarrete “Performance feminista sobre la violencia de género. Este funeral es por muchas muertas”, desde
la página de la exposición Cárcel de Amor.

01 octubre 2009

Vigilancia y castigo


En el cuarto oscuro, la desnudez destruye los mecanismos de protección, ella queda reducida a un objeto de goce por el agresor perverso, la mirada insidiosa es la primera que invade la intimidad. La identidad es el segundo objetivo del torturador: los puñetazos en la cara y la deformación del rostro son las estrategias de ataque. La invasión del sexo, la penetración del cuerpo no es más que el colofón final del acto de apropiación, uso y devaluación del cuerpo reducido a deshecho. El resto que queda de la experiencia, el rastro que la recoge, rechaza y reelabora, queda en la memoria:

“Así, tenemos una memoria auditiva, olfativa, visual, ligada todas ellas por el recuerdo, el mismo que les hace revivir muchas emociones. Las mismas que reviven en el acto testimonial y que les ayuda a encontrar ese espacio psíquico en donde, pasado el tiempo, las experiencias traumáticas deberían estar ya situadas para que no duelan (1). Memorias en efecto, y entre ellas por ejemplo, la de Victoria Pujolar militante del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), o la de Alicia Herraiz del PCE (Partido Comunista de España), Carmen Antoñana Bonafou del PCE, Sara Berenguer Lahosa de la CNT, Victoria Gómez Sáez del PSOE, y Libertad Fernández La Fuente del PSOE, entre otras muchas... (2)


REFERENCIAS y REFLEXIONES:
- Cuerda de Presas, escrito por Jorge García y dibujado por Fidel Martínez, Astiberri, 2005.



(1) Me pregunto si es posible que, pasado el tiempo, a nivel individual, estas experiencias pueden dejar de doler. Y me pregunto también si, a nivel colectivo, olvidar ese dolor no nos lleva a hacernos inconscientes ante los abusos de poder.


(2) María José Palma Borrego, «Violencia y cuerpos traumatizados: duelo y melancolía en los testimonios orales de mujeres durante la guerra civil española (1936-1939) y la posguerra» , Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates, 2009, párrafo 49 [En línea], Puesto en línea el 31 mai 2009. (URL: http://nuevomundo.revues.org/index56118.html) Consultado el 01 octobre 2009.



La prisión del franquismo para las mujeres

“La seriedad de un banco, la caridad de un convento, la disciplina de un cuartel” es el lema de las prisiones que ilustra muy bien tres ejes principales sobre los que se establece la dictadura franquista: la economía capitalista, la iglesia y el ejército. Tres sistemas basados en estructuras jerárquicas de poder que las pensadoras feministas han identificado como patriarcales. El patriarcado ha servido para señalar la generalización de la hegemonía de un sistema familiar, social, ideológico y político con el que los hombres -a través de la fuerza, la presión directa,la tradición, la ley, o el lenguaje, las costumbres, la educación y la división del trabajo- determinan cuál es o no el papel que las mujeres deben interpretar con el fin de estar en toda circunstancia sometidas a ellos (1). A pesar de la crisis actual de los modelos patriarcales (2), se trata de un sistema de hondas raíces políticas, culturales y psicológicas que no son fáciles de identificar ni erradicar porque podemos considerarlas “normales”, no “normativas”, y por tanto, sus formas pueden perpetuarse y encarnarse en nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestra vida.

REFERENCIAS:

(2) Castells, Manuel; Autor Martínez Gimeno, Carmen (2001): La era de la información. Economía sociedad y cultura: el poder de la identidad, siglo XXI, p 163.

La negación de la descendencia: maltrato infantil y olvido


Una de las historietas más cruda de Cuerda de Presas es Montaña, nubes, cielo, que cuenta la pesadilla de un niño que teme que le hagan olvidar su nombre. La historieta nos sitúa en la prisión de Saturrarán, donde por orden del ministerio de Justicia se decreta el traslado de todos los niños mayores de tres años. “Los que traicionan a la patria no pueden legar a la descendencia apellidos honrados”, por tanto, los niños y niñas son separados de sus madres, a ellos les envían al auxilio social y a ellas a una institución religiosa. Jesusa consigue no olvidar su nombre que lee cada mañana en las montañas, las nubes, en el cielo.


El analfabetismo

El límite de nuestras celdas me ha parecido la Historieta más entrañable de Cuerda de Presas porque todo en este universo oscuro parecía desesperación, maldad, enfermedad, muerte… Sin embargo, en El límite de nuestras celdas se forja una amistad basada en el intercambio de saberes entre mujeres: la escritura y la confección son las herramientas de supervivencia. A las protagonistas “les va la vida en ello”. Mercedes Martín quiere aprender a coser bien para trabajar en el Ropero Caridad de las monjas y tener esa miseria que le ayudaría a comprar algo de comida ya que la alimentación de las presas parece estar basada en sopas aguadas y alimentos en mal estado. Su amiga no sabe leer ni escribir pero desea ensanchar los límites de la celda a través del intercambio de palabras con el exterior. En una cultura digital saturada de lecturas y escrituras es difícil imaginar el valor de aquellas cartas escritas a mano, donde apenas se podía decir nada que no se censurara, quedando sólo el pulso vital que animaba la vibración de la letra para decir “estoy viva”.
 

23 septiembre 2009

“Los paseos”



(Viñetas del libro 36-39 Malos Tiempos, con guión y dibujo de Carlos Giménez, Glénat, 2007, p 24)

Carlos Giménez tiene una habilidad poética admirable para situarnos en un contexto, presentarnos a unos personajes con los que en seguida nos identificamos y hacernos sentir lo que les ocurre. El primer libro de la serie 36-39 Malos Tiempos tiene como tema principal el de “los paseos” que acababan en fusilamientos. Carlos Giménez recoge los asesinatos que tanto los de un bando como los del otro cometían como práctica habitual: una vez localizado el enemigo, le sacaban de casa por la fuerza, le llevaban a las afueras del pueblo o la ciudad y le asesinaban a tiro limpio, sin más. Nadie estaba libre de esta muerte repentina e indigna, ni ricos ni pobres, ni militares ni clérigos, ni rojos ni azules, todos amenazados por todos, todos con miedo. A partir de las viñetas, imaginamos las mujeres, las hijas, los hermanos y hermanas de unos y otros, también con el miedo en los huesos, a la espera de la noticia de la desgracia. Carlos Giménez consigue transmitirnos la tensión de un tiempo donde la muerte amenazaba continuamente por llamar a la puerta y hacerse presente, en cualquier madrugada. La diferencia entre ambas matanzas por ambos bandos, dice el texto de la contraportada del libro 36-39 Malos Tiempos escrito por Max Aub, es que las barbaridades cometidas por el bando rojo (socialistas, anarquistas, republicanos) fueron reprobadas por los mismos milicianos y miembros de los partidos y en algunos casos, castigadas, y sin embargo, en el otro bando, no. Conscientes de la barbarie o no, España se vio inmersa en ríos de sangre de cuyo horror, creo, sólo pueden dar cuenta algunos fragmentos de poesía:



“¿Qué angustia, noche, en torno a mis orillas?
¿Dónde fue el alba que floreció en mis manos?
¿Es tierra o fuego lo que mis plantas tocan?

Ni mi niñez ha sido de este mundo,
ni en esta juventud me reconozco.
Me pesan siglos de abrasadas sangres,
de injustas vidas, de latidos huecos;
me pesan sombras, que no pueden irse,
voces me llaman de distintos cielos.”

“Honda pupila triste
va por la noche quieta
penetrando en sigilo
las horas y los hechos.
Y el corazón –que es niño
que teme cuanto toca-
de su cristal no quiere salir en esta noche…

Un aire que no es aire
mueve dudas y almas.
Se siente esta pregunta
de labios imprecisos:
¿A dónde va la angustia
que hoy invade la Tierra?”

“Se inquieta el corazón -no tiene alas-
ni el dolor tiene espejos; solamente
un pedestal que quiere sostenerle,
con los ojos vendados como el niño
de ese volar sin rumbo.”

“Salgo a la calle y voy en ascua viva,
o voy temblando porque el mundo es triste.
Y vuelvo de la calle y entro en casa
y el mundo sigue sin remedio.
Y no es que falte un ángel en la estancia
que nos sonría, que nos hable al menos.
Y no es que falte un dios para las cosas,
ni ese deseo de pasar soñando
sin escuchar las quejas que en el aire
vagan por encontrar por fin el eco.”

Concha Méndez, Niño y sombras, 1936 (1)




REFERENCIAS:

(1) Concha Méndez (Madrid, 1898), poetisa española de la generación del 27, cuya obra aparece recogida en la Antología de poetisas del 27 de Emilio Miró, 2006, Editorial Renacimiento.

¡Sangre por sangre! ¡La locura de la guerra!



(Viñetas del libro 36-39 Malos Tiempos, con guión y dibujo de Carlos Giménez, Glénat, 2007, p 51)



 
(Viñetas del libro 36-39 Malos Tiempos, con guión y dibujo de Carlos Giménez, Glénat, 2007, p 52)


En cuanto al lenguaje del cómic, una de sus características es el uso de un gestuario explícito y estereotipado con el fin de expresar estados de ánimo, características psicológicas o intelectuales de los sujetos que puedan ser entendidos de forma universal (1). Nos llama la atención las diferencias en el “gestuario” o repertorio de gestos emocionales de Lucía y Marcelino. A lo largo de esta breve conversación, es posible identificar atributos psicológicos de cada personaje en relación a su sexo atendiendo al modo en que expresan sus sentimientos. Lucía permanece con las cejas arqueadas y las manos entrecruzadas, sus gestos corporales muestran pesadumbre, una preocupación en actitud de plegaria o rezo y a veces de sorpresa, ingenuidad. La emoción de Marcelino sufre una gradación desde la pesadumbre, firmeza, hasta el enfado, la frustración y la cólera.


En las primeras viñetas, Lucía parece no entender la diferencia entre las muertes de unos y otros y siente el dolor ante el horror de la sangre por encima de las motivaciones de los bandos. Lucía puede parecer ingenua y esta ingenuidad resulta de una rica ambigüedad que puede llevarnos a diferentes asociaciones gestuales y emocionales en relación a la ficción cultural de la feminidad (entendiendo como feminidad las características que se han atribuido y se atribuyen a las mujeres). Por un lado, puede identificarse la ingenuidad de Lucía con una subjetividad situada por afuera de “lo político”. Sin embargo, como hemos mencionado antes, la participación de las mujeres en la guerra civil fue un fenómeno generalizado que les hizo ganar protagonismo en nuevos espacios sociales de los que venían siendo relegadas (2). Aún así, Carlos Giménez nos presenta, a una mujer ingenua, cuya incapacidad para comprender los horrores de la guerra oscilan ambiguamente entre la generosa compasión ante el dolor humano y una falta de conciencia política sobre la realidad que le resta valor a la primera, y que necesita de los razonamientos masculinos para “saber y comprender”. Entonces, la figura masculina de Marcelino nos hace identificar el compromiso político como algo propio de los hombres. Él le hace saber a Lucía las causas del horror de la guerra, señalando incluso quiénes son los responsables. La emoción iracunda de Marcelino puede interpretarse como una tentativa autoritaria masculina que pretende anteponer el argumento racional ante lo irracional. Paradójicamente, la excesiva pasión con la que defiende sus argumentos desvanece tal racionalidad, lo que nos hace volver a mirar a Lucía y a sus emociones de miedo, piedad y compasión ante la guerra como reacciones lúcidas, no tan ingenuas, pero teatralizadas. En la última viñeta Lucía se tapa la boca en un gesto dramático de asombro y preocupación ante la afirmación de Marcelino sobre la responsabilidad ante las muertes de la guerra. Como vemos, el cómic de Giménez utiliza la expresividad al borde de la exageración, lo que nos sumerge en su propia ficción teatral de máscaras o mascaradas. Más allá de las posibles identificaciones de lo femenino con lo despolitizado, la compasión y la preocupación, y de lo masculino con la autoridad de la razón, entre ambos hay una tensión que me parece muy valiosa para pensar, sentir y reflexionar entre diferentes estados emocionales ante la locura de la guerra.


Como provocación y conversación didáctica sobre las motivaciones y sentimientos que hicieron combatir a muchos hombres y mujeres, me parece un diálogo claro, directo, y de gran intensidad emocional. Carlos Giménez hace recaer la responsabilidad de todos los muertos en la guerra y después de la guerra sobre los fascistas ¿Estas de acuerdo? ¿Crees que es importante señalar los responsables de la guerra o esto nos lleva a alimentar viejos rencores? Por otro lado, ¿no es el reconocimiento del rencor necesario para poder reflexionar sobre la violencia en la historia?


REFERENCIAS:

(1) Gasca, Luis; Gubern, Román (1994): El lenguaje del cómic, ediciones cátedra, Madrid, p 98.
(2) Véase la entrada "Participación de mujeres y hombres en la guerra civil española".

Una sociedad de clases ¿y de ‘razas’?


(Viñeta del libro 36-39 Malos Tiempos, con guión y dibujo de Carlos Giménez, Glénat, 2007, p 7)

“… Todos guapísimos, todos altos, sanos, buen tipo… Bien comidos, bien cuidados, bien vestidos… Comparados con los obreros y obreras de su fábrica, parecían de otra raza. De una raza extraña y privilegiada.”

En el episodio Guapos y Feos, en el primer libro de la serie 36-39 Malos Tiempos, Carlos Giménez presenta los protagonistas de las historietas divididos en dos grupos sociales: guapos y feos, que suponemos, quiere decir, ricos y pobres. Llama la atención cómo el autor habla de razas en lugar de clases, como si la determinación biológica que caracteriza el término raza fuese extensible al de clase económica en este tiempo en España. Esto viene a decir que en los años 30 en España uno nacía rico o nacía pobre, y así se quedaría toda la vida.


¿Qué quiere decir “raza” y cual es su relación con el concepto “clase”?

Desde una perspectiva de género se ha criticado la perspectiva histórica predominante desde el siglo XVII en Europa desde la que se comprendían el sexo y la raza como conceptos que hundían sus raíces en la biología, y por tanto las diferencias sociales que de ellos se derivaban resultaban inmutables, imposibles de cambiar por razones “naturales”. A partir de los años 90 la antropología de género (1) analiza las relaciones entre género, clase y etnicidad como elementos constitutivos de la desigualdad social, revelando que la naturalización de las desigualdades sociales se revelaba necesaria para mantener el orden social imperante. Según la antropóloga Aurelia Martín Casares, “en la actualidad, la mayor parte de las investigaciones coinciden en afirmar que no existen ‘razas’ en términos exclusivamente biológicos y que, por tanto, la desigualdad y la excusión social atribuidas a diferencias raciales son construcciones culturales” (2).

¿Cómo era la sociedad española al estallar la guerra civil?

Una vez que hemos abordado los usos de “raza”, “sexo” y “clase” como conceptos de diferenciación construidos culturalmente, me parece de interés dirigirnos a un texto histórico para comprender la realidad de la sociedad de clases de los años 30 en España, y su relación con las causas sociales de la guerra civil. Según el historiador Paul Preston, la guerra civil representó la última expresión de los intentos de los elementos reaccionarios (conservadores, nacionalistas de derecha) en la política española de aplastar (mediante un golpe de fuerza militar) cualquier reforma que pudiera amenazar su privilegiada posición (3). Remontándose al siglo XIX, Paul Preston da una serie de claves sobre la sociedad española que la hicieron desembocar en la guerra: habla del desfase entre la realidad social y la estructura de poder político, de cómo los períodos en los que ha procurado un progreso social y se han insertado leyes o medidas que favorecían al pueblo, han venido seguidos de períodos reaccionarios de rechazo a las reformas por parte de las clases privilegiadas. Por ejemplo, la Segunda República, donde se introdujeron reformas agrarias fundamentales que suponían una redistribución de la riqueza -menos injusta-, ocasionó movimientos de fuerza por reimponer la tradicional desigualdad en la posesión del poder económico y social, ocasionando la guerra.

En España predominaba el poder político de las antiguas oligarquías terratenientes (aristocracia y clero) ya que la economía española se basaba principalmente en la agricultura
. Paul Preston habla de “monopolio” del poder político de la oligarquía terrateniente frente a la minoritaria clase burguesa de industriales y comerciantes: “España no experimentó una clásica revolución burguesa en la que se rompieran las estructuras del Antiguo Régimen. El poder de la monarquía, de la nobleza terrateniente y de la Iglesia seguían más o menos intactos bien entrado el siglo XX”. En España había un desfase entre el lento y escaso proceso de industrialización que sí se estaba produciendo en otros lugares de Europa -como Francia y Gran Bretaña-, y la necesidad de modernización política -que en otros lugares fue posible dada la importancia de la clase burguesa propietaria de fábricas y comercios-. Pero en España la burguesía era escasa y tenía un débil protagonismo político. Los campesinos, braceros y jornaleros formaban el grueso de la clase trabajadora que labraba la tierra de los terratenientes, ante cuyos abusos de poder se levantaban los trabajadores dadas las malas condiciones de trabajo y el hambre que sufrían las familias, pero sus movimientos revolucionarios eran fuertemente reprimidos por la Guardia Civil que preservaba los intereses de los latifundistas (propietarios de tierras). A finales del siglo XIX esto junto con el paro y la pobreza en los campos, provocó el éxodo masivo de campesinos a las ciudades, donde muchos trabajadores eran explotados en condiciones infrahumanas por el naciente capitalismo de las fábricas: jornadas interminables, trabajo infantil, hacinamiento y bajos salarios. En cuanto al sistema político, tras la Restauración monárquica de Alfonso XII, éste quedó reducido a dos partidos principales: el Conservador y el Liberal, que representaban los intereses de diferentes sectores de la oligarquía terrateniente (los productores de vino y aceitunas del sur en el Conservador, y los productores de trigo de la Meseta en el Liberal). La diferencia entre ambos se basaba en una cuestión económica: el partido Conservador defendía el libre mercado y el Liberal apoyaba medidas proteccionistas. Ambos gobiernos se sucedían con regularidad debido a la manipulación electoral de los jefes locales o caciques, y esta exclusión de las clases trabajadoras del poder político manipulado, llevaba a las masas hambrientas a situarse ante dos opciones: la apatía o la violencia. A grandes rasgos, esta situación hizo que la sociedad se dividiese en dos grupos con intereses sociales y económicos enfrentados: los terratenientes y los industriales por un lado pertenecientes a partidos de la derecha reaccionaria que ya identificamos anteriormente con el color azul de los nacionalcatolicistas, y los obreros y los campesinos de la tierra por otro, mayoritariamente pertenecientes a sindicatos y partidos de la izquierda roja republicana, socialista y anarquista. Ambos grupos, en ocasiones violentamente enfrentados, protagonizaron la alternancia en el poder hasta que la derecha decidió irrumpir por la fuerza mediante el golpe de Estado del General Franco en 1936, y después de la sangrienta resistencia de la guerra civil, se hizo con la hegemonía en España, rompiendo bruscamente el fugaz e incipiente proyecto democrático de la Segunda República.

En cuanto a la representación gráfica de Carlos Giménez, nos llama la atención la composición piramidal que pudiera corresponderse a una representación visual del estatus de poder de los diferentes grupos sociales: en el vértice superior de la pirámide o grupo superior encontramos los dos varones, por debajo, a misma altura, comparten una posición subordinada obreros y mujeres, independientemente de que éstas sean de familia adinerada.

REFERENCIAS:
(1) Aurelia Martín Casares cita el célebre artículo de Verena Stolcke de 1999 ¿Es el sexo para el género como la raza para la etnicidad?, como referencia principal de la antropología de género. En este artículo Stolcke analiza “cómo en la sociedad de clases tienden a legitimarse y a consolidarse las desigualdades sociales conceptualizándolas como si estuvieran basadas en diferencias naturales inmutables.(Puedes leerlo aquí)

(3) Preston, Paul (2009): La guerra civil española. Una historia concisa, Random House Mondadori, Barcelona, p 20.

22 septiembre 2009

Poéticas del dolor de la guerra




Carlos Giménez deja de lado a los héroes y a los generales, las batallas perdidas y ganadas, a los caudillos y a los políticos, para centrarse en la vida cotidiana de las gentes, pobres gentes, que en las ciudades y en los campos de toda España sufrían el miedo a la muerte al amanecer… 36-39 Malos Tiempos es una obra definitiva en la carrera profesional de Carlos Giménez, como dibujante y como narrador, que aquí nos ofrece la síntesis de lo mejor de sus muchos años de trabajo como autor de historietas”. Antonio Martín, 2007

Como ya he dicho, el dibujo de Carlos Giménez me parece poesía por su capacidad para expresar el dolor del alma humana, así que dejemos que el dibujo de Carlos Giménez y la palabra de Ángela Figuera Aymerich se relacionen y surja aquí un pequeño lugar de reencuentro ante el dolor de la guerra desde la metáfora de la maternidad:

 




(Dibujo de Carlos Giménez en el libro 36-39 Malos Tiempos, con guión y dibujo de Carlos Giménez, Glénat, 2007, p 5)



ÉXODO
Una mujer corría.
Jadeaba y corría.
Tropezaba y corría.
Con un miedo macizo debajo de las cejas
y un niño entre los brazos.


Corría por la tierra que olía a recién muerto.
Corría por el aire con sabor a trilita.
Corría por los hombres erizados de encono.


Miraba a todos lados.
Quería detenerse.
Sentarse en un ribazo y con su hijo menudo.
Sentarse en un ribazo y amamantar en paz.


Pero no hallaba sitio.
No encontraba reposo.
No lograba la pausa sosegada y segura
que las madres precisan.
Ese viento apacible que jamás se interpone
entre el pecho y el labio.


Buscaba cerca y lejos.
Buscaba por las calles,
por los jardines y bajo los tejados,
en los atrios de las iglesias,
por los caminos desnudos y carreteras arboladas.
Buscaba un rincón sin espantos,
un lugar aseado para colocar una cuna.


Y corría y corría.
Dio la vuelta a la tierra.
Buscando.
Huyendo.
Y no encontraba sitio.
Y seguía corriendo.


Y el niño sollozaba débilmente.
Crecía débilmente
colgado de su carne fatigada.


Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 1902)


REFERENCIAS:
Ángela Figuera Aymerich desde la página de poesía a media voz.
Carlos Giménez
, página oficial del autor

Poéticas de la diferencia sexual



Cuando me he propuesto escribir sobre el dibujo de Carlos Giménez y su libro 36-39 Malos tiempos, ante la sensibilidad del autor para tratar la guerra desde el cómic, sólo podía repetirme “es poesía”. Poesía por su habilidad para expresar el dolor humano y reflejar con su dibujo el alma de un pueblo destrozado por la guerra. Carlos Giménez es un poeta del cómic, sus viñetas me han llevado no sólo hacia los textos históricos que suelo consultar, sino a la búsqueda de poesías que registren los sentimientos en un tiempo de odio y muerte que no se puede sentir desde los textos históricos. Es fácil encontrar las referencias que aquí traeré (Miguel Hernández, Blas de Otero, Dámaso Alonso…) en los manuales, pero con pesar veo que escasean las voces de mujeres en las antologías de poesía española. Para encontrar poesía escrita por mujeres hay que irse a manuales exclusivamente dedicados a ello. Y de la misma manera que se puede sentir la España de la guerra como una España dividida en dos, se me abre en el estómago una zanja que separa los escritores de las escritoras y me parece una división ridícula que recuerda a los juegos tontos de la infancia donde se hacían equipos por sexo y se enfrentaban niños contra niñas, y me indigno, hoy, viendo que esta realidad es rabiosamente actual, y me molesta porque ya hemos andado mucho en esto de la consideración de las mujeres artistas, y aún, a estas alturas, la antología poética española del siglo XX (1) –que fue mi libro de lengua y literatura del instituo-, sólo contiene el nombre de dos autoras (Gloria Fuertes y Ana Rossetti) de los 50 autores que ocupa el libro. Leo esta frase tan larga y me doy cuenta que hoy escribo distinto, hoy no pienso tanto como siento lo que escribo, o me dejo sentir en mi escritura.

Volviendo al tema, buscando posibles razones de estas ausencias, encuentro la referencia a la Breve historia feminista de la literatura española de Iris Zavala (2) donde define habla de la Literatura como “institución social, que revela en el plano simbólico las luchas de poder por el signo” y habla del canon, que puede entenderse como unidad de medida con la que se mide la calidad del arte, ya sea buena literatura, un clásico, la mala literatura, o lo silenciado e ignorado. Iris Zavala dice que el canon “no es simplemente un juicio formal de la crítica académica (…) sino una compleja red de actividades sociales y culturales que se revelan además en las relaciones de poder existentes dentro de cada comunidad”. Y dentro de este texto, a renglón seguido se nos muestra una afirmación de lo más estimulante: “la poesía escrita por mujeres en la última década marcará definitivamente la estética de este final de siglo”. Y de nuevo, me sorprendo por mi ignorancia general de los nombres de estas mujeres, y su repentina valoración como voces que marcarán la última estética, y me mareo pasando de la sensación de tristeza por la falta de reconocimiento del trabajo de las autoras desconocidas por el público general, a la sensación de euforia de querer saber quiénes son y aprender a valorarlas, dada su gran influencia en estos últimos tiempos. Este mareo me parece que se debe a los giros respecto a la valoración de las artes realizadas por mujeres en diferentes momentos históricos. Como licenciada en Bellas Artes, he cursado asignaturas de Historia del Arte donde se nos ha transmitido una valoración jerárquica de las artes plásticas que clasifica a los artistas en categorías de primera, segunda, tercera y ninguna importancia (las/los que no aparecen), donde apenas se transmiten nombres de mujeres artistas, salvo en el estudio del arte contemporáneo y en los casos en los que la profesora simpatiza con la perspectiva feminista y aprieta el programa de la asignatura para intentar hacer justicia a hombres y mujeres. En todo caso, ese pasar del anonimato a situarse en el foco de atención refleja la evolución de las premisas con las que se valoran los trabajos artísticos, y su falaz pretensión de objetividad, que se quiere mantener desde la enseñanza de las Bellas Artes o la Historia del Arte tradicionales. Espero que se trate de un cambio de valores real y no sólo un reflejo de la incorporación de las mujeres como fuerza de consumo social que reclama saber sobre las contribuciones artísticas realizadas por su sexo, que ya, por fin, colabora, más o menos en similar medida, en los avances de la sociedad. Digo esto porque me gustaría que no se debiese sólo a una tendencia del momento el interés de editoriales y Universidades por los Estudios de las Mujeres, y que tal nombre y atención específica que se presta a lo realizado por “las mujeres” dejara de ser señalado como hecho “por mujeres”, y no fuese separado y aglutinado bajo la marca del sexo, sino que fuese incorporado al trabajo con otros autores, por analogías, y que la cuestión del sexo fuese sólo una característica más de las obras en los volúmenes antológicos de estudios dedicados a las diferentes artes.

REFERENCIAS
(1) Díez Rodríguez, Miguel; Díez Taboada, Mª Paz (1991): Antología de la poesía española del siglo XX, Ediciones Istmo, Madrid.
(2) Rosal, María (2006): Con voz propia: estudio y antología comentada de la poesía escrita por mujeres (1970-2005), Editorial Renacimiento.

21 septiembre 2009

Del guión a la narración gráfica

(Viñetas de La loca de Brunete, con guión de Victor Mora y dibujo de Antonio Parras, en el libro Tormenta sobre España, Glénat, 2006, p 41)


(Viñetas de La loca de Brunete, con guión de Victor Mora y dibujo de Jesús Blasco, en el libro Tormenta sobre España, Glénat, 2006, p 85)

Lo más interesante del libro colectivo Tormenta sobre España es que contiene dos historietas de La loca de Brunete realizadas a partir de un mismo guión, lo que nos permite apreciar el proceso de plasmación de los dos dibujantes desde el guión al dibujo definitivo. Quien se haya iniciado en el proceso de elaboración de un cómic, sabrá que el trabajo se divide en varias fases:

1 DOCUMENTACIÓN Y GUIÓN.
Se parte de un guión donde se describe la trama de la historia, las situaciones que viven los personajes, sus reacciones y diálogos. A menudo es necesario documentarse y buscar información sobre los personajes y el contexto en el que se desarrolla la historieta. Según Andrés Lomeña, escritor y periodista, el guión se divide en tres fases: planteamiento, desarrollo y conclusión:

“Una historia se estructura con un planteamiento, un desarrollo y una conclusión donde debemos imaginarnos una línea y distribuir el tiempo que se dedicará a cada acto. El planteamiento debe presentar el contexto de la historia al lector, a los personajes, el origen del conflicto... El desarrollo es una sucesión de conflictos que conducen hacia un desenlace, que podrá ser abierto o cerrado. La conclusión es la resolución de los conflictos planteados”.

Esta es la estructura clásica de muchas de las narraciones audiovisuales y literarias, que pueden corresponderse con el guión de aventura y forja del héroe, una estructura que se ha convertido en paradigma universal para contar historietas. Aún sabiendo que no hay una única manera de contar historias, y que la literatura bien podría no andar tan cogidita de la mano de las recetas imperantes del cine, sí parece que determinadas fórmulas se han generalizado por su éxito comercial, como las premisas del libro Screenplay, The foundations of Screenwriting, de Syd Field, escrito en 1979, que recuerdan a la estructura de la tragedia que ya estableció Aristóteles. En esta obra se establecen las tres fases que describíamos anteriormente (planteamiento, desarrollo o confrontación y conclusión), donde el héroe o protagonista sufre dos puntos argumentales o puntos de inflexión: un primer suceso inesperado que obstaculiza su misión y parece hacerla imposible, y otro segundo giro sorprendente que hace que se resuelva el conflicto. Más adelante sería interesante detectar los valores subyacentes en tal estructura de la forja del héroe desde una perspectiva de género y analizar la influencia de los paradigmas de escritura cinematográfica en al arte del cómic.

2 DISEÑO DE PERSONAJES
Algunos artistas deciden realizar el diseño de personajes antes de planificar la historieta, otros realizan la planificación antes de haber decidido el aspecto final del personaje. En todo caso, es importante decidir qué rasgos físicos tendrán los personajes principales y secundarios, según las cualidades que muestran en la historieta. En este caso, si se dibuja una historieta de una anciana en tiempos de la guerra civil, es importante saber cual era el aspecto de una señora mayor en la España de los años treinta.

3 PLANIFICACIÓN DE PÁGINAS Y VIÑETAS
A continuación, se realiza una planificación de páginas y viñetas donde decide el contenido de cada viñeta según el guión. Cabe preguntarse ¿quién decide sobre los detalles de la representación visual de la historieta? ¿Cómo se da el salto del texto a la imagen? ¿Qué detalles vienen predeterminados por el guionista y cuales por el dibujante? Según el ejemplo de guión de Andrés Lomeña (1), el guionista ya establece el número de viñetas y el contenido de ésta, e incluso señala el tipo de plano que quiere que aparezca en la viñeta. Aún así, la resolución definitiva de la historieta, el ritmo narrativo, la intensidad emocional, dependen de la habilidad del dibujante y su capacidad para hacernos sentir la historieta a través de atmósferas, encuadres, luces, las características físicas del personaje y la expresividad corporal del mismo, formas y espacios de las viñetas en la página, etc.

4 BOCETOS
Una vez realizada la planificación y el diseño de personajes, el dibujante ya puede empezar a esbozar las primeras versiones del cómic.

5 ENTINTADO Y COLOREADO
Una vez que el artista consigue un boceto de calidad, el dibujo se entinta y colorea, a menudo suele escanearse el boceto y se le da luz y color con técnicas digitales.

6 MAQUETACIÓN
Por último se maquetan las páginas del libro o la revista, trabajo que suele realizar un diseñador gráfico.

Menciono todas estas fases de trabajo porque me parece importante acercarnos al modo de representación gráfica antes de conocer ambas versiones de La loca de Brunete, por Antonio Parras y Jesús Blasco.




(Viñetas de La loca de Brunete, con guión de Victor Mora y dibujo de Antonio Parras, en el libro Tormenta sobre España, Glénat, 2006, p 39)



(Viñetas de La loca de Brunete, con guión de Victor Mora y dibujo de Jesús Blasco, en el libro Tormenta sobre España, Glénat, 2006, p 83)



Véase la intensidad emocional del rostro de una y otra anciana, la actitud corporal y la expresividad en el dinamismo del cuerpo de los personajes, la importancia de los detalles de la representación de objetos como los portafotos para recrear una época pasada, la diferencia entre las viñetas cerradas y abiertas y los ritmos narrativos que marcan.



REFERENCIAS:

LA LOCA DE BRUNETE, UN SÍMBOLO DE CONCILIACIÓN



 (Viñeta de la historieta La loca de Brunete, con guión de Victor Mora y dibujo de Antonio Parras, en el libro Tormenta sobre España, Glénat, 2006, p. 42)

La loca de Brunete me parece uno de los personajes más entrañables de las historietas de guerra. Probablemente la cordura de esta anciana era tan excepcional en este tiempo de odio entre bandos que su amor de madre no podía ser ser comprendido más que como forma de locura. Quizás, en guerra, una no puede mantenerse cuerda y la anciana enloqueció ante la incertidumbre de no saber dónde andaban sus hijos entre tanto tiro, tanta sangre y tanto muerto. O quizás sus hijos murieron y la señora quedó atrapada en el recuerdo de los mismos y sublimó su dolor tomando el papel de madre de todos los soldados, para no echar en falta a los suyos, para seguir siendo una de las pocas cosas importantes que podía ser una mujer en aquellos tiempos: madre. Los soldados la veían cruzar cada día ambos frentes de guerra, mientras ella arriesgaba la vida para dar alimentos tanto a franquistas del Frente Popular como a soldados del bando rojo antifascista en un acto de generosidad indiscriminado propio de una loca –de amor-. La loca de Brunete se convierte en una figura simbólica: la madre de los desaparecidos y los muertos en combate, las madres que sin hijos ni maridos se niegan a perder los restos de su identidad desvanecida con la pérdida de sus seres queridos. Tomando las funciones de cuidado y alimento, la loca de Brunete se convierte en una activista conciliadora cuyo acto subversivo de amor en forma de reparto de víveres para todos. Esta figura que llega hasta nosotros casi de forma mítica, nos muestra un modo de participación de las mujeres en la guerra que no se suele valorar ni registrar frecuentemente en los libros de historia. Me parece interesante hacer referencia a un fragmento de un texto de Ana Bravo sobre el papel de las mujeres en la II Guerra Mundial, que creo podría ser extensible al papel de las mujeres en la guerra civil española:

Los instrumentos de resistencia civil no son sólo las armas, sino también instrumentos inmateriales como el coraje moral, la versatilidad, las técnicas para rehuir la violencia y la habilidad para manejar situaciones. Uno de los objetivos es el apoyo a la resistencia armada, pero también hay fines autónomos como el apoyo a las víctimas de la persecución, el mantenimiento de los niveles mínimos de calidad de vida y de cierto grado de independencia de las instituciones y los grupos sociales o la protección de las identidades locales y nacionales. (…) Millones de mujeres emplearon horas y horas en hacer colas en tiendas y puestos de mercado negro. Atravesaban las ciudades, iban y venían por el campo buscando comida y techo, y se subían a los trenes a fin de escapar de las ciudades. Después de la ocupación, estas mujeres erraron de un cuartel general fascista a otro, buscando información sobre sus maridos, hermanos e hijos y para interesarse por su libertad. Los límites entre la esfera pública y la privada (que ya eran inestables) adoptaron formas incluso más borrosas. En efecto, nunca ha sido más inadecuada que en estos tiempos la representación simbólica que identifica a la masculinidad con lo público y a la feminidad con lo privado.”


Bravo, Ana (2003) “Mujeres y segunda guerra mundial: estrategias cotidianas, resistencia civil y problemas de interpretación”, en Nash, Mary; Talavera, Susana, Asociación Española de Investigación Histórica de las Mujeres (eds.) Las Mujeres y las guerras: el papel de las mujeres en las guerras de la Edad Antigua a la contemporánea, Icaria Editorial, p 242.


18 septiembre 2009

Memoria- identidad- resignificación nómada





¡Qué alegría se siente cuando se descubre que alguien desarrolló su pensamiento y escritura sobre algunas premisas que motivan el propio proyecto! Porque así, el nuevo proyecto que se emprende queda situado en un marco de pensamiento determinado, y esto da una sensación de alivio que me recuerda a la reflexión que hacía Virginia Wolf en Un cuarto propio cuando hablaba de la necesidad de saberse inscrita en una genealogía de escritoras (1) . De esta manera, el proyecto a realizar toma un lugar a partir de la relación con otros, y en este caso, la escritura de Ana Forcinito y su libro Memorias y nomadías: géneros y cuerpos en los márgenes del posfeminismo me ayuda a situar y a situarme en relación a algunas cuestiones involucradas en Historietas de Historia:

¿A qué se refiere “memoria histórica”?

Sin hacer referencia a las prácticas políticas recientes motivadas por la cuestión de la memoria histórica, este proyecto se interesa por la preservación de la memoria tomando las referencias de la escritora feminista Ana Forcinito, con los matices que describen mi posición ante algunas de sus premisas. La memoria histórica, trata en realidad de dos memorias. Por un lado, las memorias de género que se interesan por los mecanismos de configuración de identidades condicionados por la realidad histórica y social, con el objetivo de establecer mecanismos de identificación y acción de situaciones de abuso de poder por motivos de sexo, raza, clase, edad, cultura, aspecto físico, capacidad intelectual o física. Por otra parte, intervienen las memorias de violencia institucional (política y estatal) que identifican prácticas autoritarias y promueven la articulación con otros ante tales situaciones. Ambas memorias se entrelazan en los proyectos identitarios ciudadanos, tanto en la tarea feminista de deconstrucción y construcción de identidades como en la noción de testigo que subyace en la reivindicación de la ciudadanía como denuncia del autoritarismo. Me parece interesante subrayar la importancia de la capacidad de identificación de los mecanismos de opresión para saberse testigo, ya que a menudo la violencia forman parte del hábito, la costumbre, la normalidad, y por tanto, no es identificable ni es posible ser consciente de las relaciones asimétricas de poder ni de la posibilidad de nuestra articulación social para reaccionar ante ella.

¿Por qué "desde una perspectiva de género"?

Según Ana Forcinito, el uso del género como categoría de análisis es un ejercicio de memoria en la medida en que implica hacer una historia de las articulaciones de los femenino y lo masculino para poder pensar en el desmantelamiento de las articulaciones usadas para subordinar la variante cultural femenina. Además, es necesario aceptar el género como una cuestión incompleta y conflictiva sin negar la importancia de esta categoría en la rearticulación de demandas de igualdad y respeto a la diferencia por parte de feministas y mujeres en movimiento. El género es una categoría a ser revisada constantemente, como una categoría que no puede fijarse en un punto de equilibrio y, por lo tanto, como una categoría nómada.

Ana Forcinito habla desde los feminismos y se refiere a las memorias que intentan establecer “genealogías antipatriarcales” pero yo dudo que el sistema del patriarcado explique el origen de los abusos de poder en el ser humano. Desde los feminismos tales abusos sobre las mujeres se han señalado como propios y originarios del hombre blanco heterosexual y del poder de la figura simbólica del padre sobre la madre. Sin embargo, dudo que el mal del abuso de poder se corresponda con el dominio del hombre blanco heterosexual y la preservación de su superioridad. Ésta me parece tan sólo una de sus formas. En el complejo entramado de pensadoras y teorías feministas, me pregunto si utilizar el término “relaciones de género” comprende una apertura en el marco teórico que permita entender los abusos de poder como un comportamiento del género humano cuyo origen no se establezca siempre en el patriarcado, sino en el rechazo inconsciente que surge ante las diferencias –lo que nos llevaría al campo del psicoanálisis-. Sería interesante valorar qué cuestiones han sido explicadas satisfactoriamente por el sistema del patriarcado y cuales no, desde el pensamiento feminista. En todo caso, partiendo de la posibilidad de que hablar de relaciones de género implique un ámbito epistemológico más amplio donde se consideren las relaciones de poder como algo propio del ser humano, prestando atención al modo en que se establecen relaciones asimétricas de poder ante las diferencias de sexo, raza, clase, cultura, edad, aspecto físico o capacidades físicas e intelectuales en una realidad social determinada, no perdemos el objetivo con que tomamos tal perspectiva: ayudarnos a hacernos conscientes de estos mecanismos y emprender la búsqueda de una vía de acción.

¿Cómo se relacionan las cuestiones de la memoria, la identidad y el nomadismo?

Como escribe Ana Forcinito, “al transitar zonas de olvido y de opresión, la práctica de la memoria constituye subjetividades no sedentarias que están en constante movimiento de reinterpretación, atravesando las fronteras impuestas por las normas de la territorialidad (2).”Ana Forcinito intenta recuperar la potencialidad nómada de estas memorias y las propone como zonas en constante transformación que ponen en cuestionamiento la legitimidad del discurso hegemónico. En mi opinión, querer recordar sería querer saber quiénes somos a partir del conocimiento de la historia de quienes fuimos, cuestión que nos haría preguntarnos, a su vez, qué cuestiones ha valorado el discurso histórico como merecedoras de ser transmitidas y qué papel han jugado hombres y mujeres de diferentes épocas en tal tarea (de la transmisión oral y la transmisión escrita). Además, dada la constante transformación de los discursos y las subjetividades, tales conocimientos históricos serían siempre susceptibles de ser cuestionados, revisados y reinterpretados a lo largo del tiempo.

Historietas de historia se interesa por los cómics como testimonios memorísticos que dan cuenta de una realidad pasada de la que proceden las identidades de hoy, sabiendo que estas narraciones aportan a la subjetividad un territorio nuevo que posibilita la resignificación de la historia y sus agentes al incorporar la perspectiva de género, estar narradas desde la experiencia cotidiana y basarse en un lenguaje visual atractivo y asequible que necesita de la lectura de otras fuentes para completar su sentido, siempre abierto. A partir de las imágenes y la simpatía por sus protagonistas, se abre una nueva vía de interés y curiosidad por la historia que deriva hacia la pregunta por el contexto social e histórico, además de por el modo de su representación. El análisis de las representaciones de hombres y mujeres en los cómics nos hacen mirar los valores sociales que refleja este arte, y que han condicionado y condicionan las configuraciones de las identidades de género y los estereotipos de lo masculino y lo femenino. Hacernos conscientes de algunas de las características que se han señalado como propias de lo femenino y propias de lo masculino, nos permite cuestionar los patrones identitarios heredados para poder diseñar otros híbridos a la medida de nuestro deseo. Como dice Ana Forcinito:

“El ejercicio de la memoria funciona como contracara no sólo del olvido sino también de la impunidad. La memoria, institucionalizada por la desmemoria posmoderna, ha venido a ocupar el espacio del fracaso del recuerdo en la vida cotidiana. Desplazada de la cotidianeidad, con representaciones fracturadas, la memoria parece ser hoy una búsqueda y un proyecto deseante dentro de un paisaje marcado claramente por la hegemonía del olvido neoliberal. Pensar en memoria es pensar en la amnesia, en el olvido como supresión de la identidad. La memoria es una trama compleja donde está en juego la lucha por la identidad entendida a través de los procesos de significación que se establecen a través del ejercicio del recuerdo”.

Propongo este triángulo de tres conceptos con un espacio en el que aparece la territorialidad, el lugar y el habitar, como esquema punto de partida del proyecto Historietas de Historia. Ana Forcinito toma el concepto de deterritorialización de Deleuze y Guattari para hacer referencia a los espacios de tránsito de voces, prácticas y proyectos de escritura que permanecen abiertos, sin capturar ni hegemonizar. Ese espacio es también el ciberespacio en que se ubica este proyecto, lo cual nos llevaría a plantearnos dentro del ciberfeminismo, actividad feminista en la red y sobre la red.

Según Remedios Zafra, el ciberfeminismo propuso utópicamente el ciberespacio e Internet como territorio de liberación de los lastres del cuerpo, territorio cyborg y post-genérico que apuntaba a una inflexión en nuestra consideración identitaria como sujetos conectados. Sin embargo, como dice Remedios Zafra (3):

“en la actualidad, el ciberespacio ya no es para el ciberfeminismo aquel utópico territorio de principios de los noventa, cargado de posibilidades para la emancipación y la acción creativa. Las redes sociales, la blogosfera, las plataformas de vídeo y los mundos virtuales que hoy caracterizan el ciberespacio lo hacen en un momento post-utópico para el feminismo orientado al medio digital, donde nuevas inquietudes se suman a las antiguas marcando el estatus on line de la representación y presencia activa de las mujeres en el ciberespacio. En este momento post-utópico para el feminismo orientado al medio digital siguen precisándose estrategias de resistencia a la repetición del sistema androcéntrico en el contexto de la cultura visual-digital; estrategias críticas de análisis, interpretación y producción digital y estrategias creativas de re-imaginación de lo femenino en el ciberespacio”.

Historietas de historia propone revisar la memoria del cyborg que se dijo ahistórico, híbrido, ni completamente humano ni completamente máquina pero fragmentariamente ambos. Historietas de historia quiere habitar su lugar en el ciberespacio corriendo los riesgos de anulación por saturación y de incertidumbre histérica (4). Aún sabiendo que la saturación de imágenes e información aniquila el espacio mínimo requerido para la reflexión, para la dotación de sentido y la producción de subjetividad, Historietas de historia se propone como un espacio de reflexión, cuestionamiento y dotación de sentido abierto al desarrollo de la subjetividad y al intercambio con otras personas. Historietas de historia soporta la duda histérica de incertidumbre total -que dice Zizek está presente en la cuestión del ciberespacio, pues cuando elaboramos un blog no sabemos bien qué quiere el otro de nosotras ni cómo nos recibirá ni cómo nos podrá malinterpretar- gracias a que sí sabemos que queremos lanzar nuestras reflexiones y nuestras propuestas para poder compartirlas con otros y que esta actividad de investigación salga del pequeño círculo académico en que suele moverse y extenderse, y aportar algo al mundo, con todos los riesgos.




REFERENCIAS:


(1) Wolf, Virginia (2003): Un cuarto propio, Alianza Editorial, Madrid.
(2) Forcinito, Ana (2004):
Memorias y nomadías: géneros y cuerpos en los márgenes del posfeminismo, Editorial Cuarto Propio.

(3) Zafra, Remedios (2008): LO QUE DECIMOS FUE, LO QUE NO QUISO SER Y LO QUE QUEREMOS DEL CIBERFEMINISMO, en la web Mujer y Estudios visuales.